La ranita sorda

Esta fabula te hará cuidar más las palabras que usas en cada circunstancia de tu vida

 

Leer la historia de la ranita sorda

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron, cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente , una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando.

Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron: “nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos”.

¡La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo!

  • Nuestras palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir.
  • Si dices «¡No Puedo!», es cierto ¡no puedes! Es inútil intentarlo, no podrás, pero si dices «¡Sí Puedo!» también es cierto porque lo dijiste también. Recuerda: ¡Que se haga tu voluntad!… Lo que decretas se cumple en tu vida.
  • Las palabras son energía, son las que permiten que el verbo se haga carne. Nuestra mente y nuestro corazón se sintonizan con ellas y de esta forma creamos nuestra vida.
  • Si tu vocabulario es pobre y pesimista, así es tu vida. Tal vez quieres abundancia, paz, salud o ser feliz… pero si te escuchas notaras que  a menudo con tus palabras declaras todo lo contrario.
  • Tus palabras crean tu futuro, así que para que cambie tu vida, empieza por cuidar tu forma de hablar y veras como los cambios se manifiestan poco a poco y sin esfuerzo.
  • Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudarle a levantarse y alcanzar su meta.
  • Una palabra destructiva dicha cada día a un niño  puede ser lo que lo acabe de destruir.
  • Así que ten cuidado con lo que dices … De ahí nació el dicho: ¡Mueve tu lengua siete veces antes de hablar!

 

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