El paquete de galletas

  • ¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor?ID-10063012
  • ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?
  • ¿Cuántas veces por nuestros prejuicios y decisiones apresuradas valoramos erróneamente a los demás y cometemos graves  equivocaciones?
  • ¿Cuántas veces nuestra desconfianza hace que juzguemos arbitrariamente a las personas y las situaciones, encasillándolas en    prejuicios alejados de la realidad?

Hoy te quiero compartir la historia del paquete de galletas para que reflexiones cuántas veces haz juzgado injustamente a los demás  sin investigar antes el porqué de su manera de actuar.

Leer la historia: El paquete de galletas

Una señora estaba aguardando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto. Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y un paquete de galletas. Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Asiento de por medio, se ubicó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. En medio de ellos quedaron las galletas…

Cuando ella tomó la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada pero no dijo nada. Apenas pensó: ¡Qué descarado! Si yo estuviera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca más se olvide de la grosería!”.

Cada vez que ella tomaba una galleta el hombre también tomaba una. Aquello la indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba apenas una galleta, pensó: “¿qué hará ahora este abusivo?”. Entonces, el hombre dividió la última galleta y dejó una mitad para ella.

¡Ah! ¡No!… ¡Aquello le pareció demasiado! ¡Se puso a bufar de la rabia! cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas… intacto, cerrado… ¡Sintió tanta vergüenza!

Sólo entonces percibió lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso! El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado, y ya no había más tiempo ni posibilidades de explicar o pedir disculpas aunque sí para razonar.

(autor desconocido)

Como puedes ver, por lo general, nos inquietamos por eventos que no son reales y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca van a ocurrir.

¿Qué reflexión te inspira esta historia ? Compártela con nosotros dejando un comentario aquí bajo. 

Image courtesy of blackstock at FreeDigitalPhotos.net

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