El 21 de diciembre es el solsticio de invierno. En esta fecha, los días son los más cortos y por lo tanto las noches más largas. Sin embargo hay un periodo de tiempo de 3 días antes de que ocurra un cambio a más luz. La palabra Solsticio, proviene del latín «sol» y «sistere» que significa detener, porque en esta fecha el movimiento aparente de la declinación del sol es máximo y parece detenerse en su punto más bajo en el horizonte, antes de cambiar de dirección.
El 25 de diciembre es simbólicamente el nacimiento del sol, algo que muchas culturas siempre han celebrado desde la antigüedad, asociando esta fecha con el nacimiento de sus dioses como: Hermes, Dionisio, Osiris, Frey, Zarathurstra, Krishna, Horus, Mithra, Huitzilopochtli, Inti, …
Los cristianos hicieron lo mismo. Recuperaron este renacimiento del sol, para atribuirlo a la venida de Cristo. Desde ese momento, Cristo y sol se asociaron. La palabra Navidad viene del latín «natalis», el día del nacimiento y representa el sol invictus, ¡el sol invicto por la oscuridad!
El solsticio de invierno es el momento cósmico que las fuerzas divinas escogen para renovar y purificar energías sobre la Tierra, preparándonos a nosotros y a esta para el nuevo ciclo que comenzamos con el cambio del año.
Aprovecha este periodo de transición. Conéctate con las energías del Universo, para sentir más bienestar interior y visualizar lo que deseas vivir en el próximo año.
Te propongo que hagas el siguiente ejercicio de visualización
- Escribe en una hoja de papel tus deseos y proyectos para el próximo año y dobla la hoja.
- Enciende una vela blanca o naranja y ponla en el centro de la estancia, junto con un vaso de agua y una barrita de incienso, deja tus peticiones al lado.
- Relájate, cierra los ojos y efectúa 7 respiraciones ventrales completas, lentas, al soltar el aire hazlo con el sonido «aaaaaaaa…», lentamente, hasta que termine la expiración.
- Piensa en los obstáculos que has tenido este año, y también en los obstáculos que están en ti mismo, medita lentamente en cada uno de ellos.
- Visualiza una gran fogata frente a ti y ves quemando uno a uno todos esos obstáculos, desprendiéndote de ellos. (Si no puedes visualizarlo anótalos en una hoja de papel y quémalos en un recipiente de metal con ayuda de la vela)
- Visualiza como, poco a poco, la hoguera se va consumiendo igual que la noche da paso al nuevo día. Un nuevo sol nace en el firmamento, visualízalo, su calor te envuelve a ti y a todo lo que te rodea. Todo renace a tu alrededor, los árboles brotan, las flores florecen, y tú estás ahí radiante y feliz.
- Ahora visualiza los proyectos y objetivos que has escrito en la hoja de papel que pusiste en el centro de la estancia. Proyéctalos en tu mente, planifícalos, detalle a detalle,
- Siente que ya se están materializando, que ya están materializados.
- Visualízate con todos esos objetivos logrados.
- Agradece tus logros